El gaucho Martín Fierro (III)

Gonzalo Darrigrand
2 min readOct 13, 2022

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Canto III

A partir de este canto, Fierro comienza a contar su propia historia.

“Sosegado vivía en mi rancho /como el pájaro en su nido; allí mis hijos queridos Iban creciendo a mi lao”

El poema deja en evidencia su carácter narrativo, algo propio de la poesía gauchesca como género literario. Sin abandonar en ningún momento la versificación octosilábica, vamos a empezar a reconocer episodios o pequeñas unidades narrativas.

El primero de estos episodios es el de la leva, que sorprende a Fierro en la pulpería, mientras se divertía junto a otros gauchos en un baile y que determina el principio de su desgracia.

Cantando estaba una vez

en una gran diversión;

y aprovechó la ocasión

como quiso el Juez de Paz…

se presentó, y ahí no más

hizo una arriada en montón.

El gaucho Martín Fierro según Florencio Molina Campos

La leva, y el relato de la vida en el fortín, van a servir a Fierro para denunciar la injusticia y la arbitrariedad del Estado, pero también su ineficacia en la custodia de la frontera.

Sarmiento en su Facundo también compone un retrato sobre la figura del Juez de Paz que determina, en el poema de Hernández, la caída en desgracia del gaucho Martín Fierro.

Para terminar, podemos señalar la representación que que el autor de la obra, en este tercer canto, ofrece de dos actores históricos: uno es el inmigrante y el otro es el indio.

Sobre el inmigrante, Hernández señala su torpeza y cobardía:

Allí un gringo con un órgano

y una mona que bailaba,

haciéndonos reir estaba

cuando le tocó el arreo-¡tan grande el gringo y tan feo!

lo viera cómo lloraba.

En cuanto al indio, en la primera parte del poema, reconoce su destreza como jinete y sus cualidades para la guerra. Está representación que aquí leemos cambia en la segunda parte del poema.

Hace trotiadas tremendas

dende el fondo del desierto-

ansí llega medio muerto

de hambre, de sé y de fatiga,

pero el indio es una hormiga

que día y noche está dispierto.

Sabe manejar las bolas

como naides las maneja,

cuanto el contrario se aleja

manda una bola perdida,

y si lo alcanza, sin vida

es siguro que lo deja.

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Gonzalo Darrigrand
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Written by Gonzalo Darrigrand

Una voluntad servida por una inteligencia

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