El gaucho Martín Fierro (III)
Canto III
A partir de este canto, Fierro comienza a contar su propia historia.
El poema deja en evidencia su carácter narrativo, algo propio de la poesía gauchesca como género literario. Sin abandonar en ningún momento la versificación octosilábica, vamos a empezar a reconocer episodios o pequeñas unidades narrativas.
El primero de estos episodios es el de la leva, que sorprende a Fierro en la pulpería, mientras se divertía junto a otros gauchos en un baile y que determina el principio de su desgracia.
Cantando estaba una vez
en una gran diversión;
y aprovechó la ocasión
como quiso el Juez de Paz…
se presentó, y ahí no más
hizo una arriada en montón.
La leva, y el relato de la vida en el fortín, van a servir a Fierro para denunciar la injusticia y la arbitrariedad del Estado, pero también su ineficacia en la custodia de la frontera.
Sarmiento en su Facundo también compone un retrato sobre la figura del Juez de Paz que determina, en el poema de Hernández, la caída en desgracia del gaucho Martín Fierro.
Para terminar, podemos señalar la representación que que el autor de la obra, en este tercer canto, ofrece de dos actores históricos: uno es el inmigrante y el otro es el indio.
Sobre el inmigrante, Hernández señala su torpeza y cobardía:
Allí un gringo con un órgano
y una mona que bailaba,
haciéndonos reir estaba
cuando le tocó el arreo-¡tan grande el gringo y tan feo!
lo viera cómo lloraba.
En cuanto al indio, en la primera parte del poema, reconoce su destreza como jinete y sus cualidades para la guerra. Está representación que aquí leemos cambia en la segunda parte del poema.
Hace trotiadas tremendas
dende el fondo del desierto-
ansí llega medio muerto
de hambre, de sé y de fatiga,
pero el indio es una hormiga
que día y noche está dispierto.
Sabe manejar las bolas
como naides las maneja,
cuanto el contrario se aleja
manda una bola perdida,
y si lo alcanza, sin vida
es siguro que lo deja.