La vuelta de Martín Fierro (XXX)

Gonzalo Darrigrand
4 min readNov 22, 2022

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Canto (XXX)

Ni para Fierro, ni para el Moreno la intervención en este duelo significará sólo un desafío a su inteligencia o la posibilidad de demostrar su audacia como cantor. Implicará para ambos una forma de autoafirmación profunda o elemental. En el caso de Fierro parece que se trata de mostrar cuán hombre es.

El hombre debe mostrarse

cuando la ocasión le llegue.

Borgeanamente Fierro sabe que hay hechos en los que un hombre sabrá para siempre quién es.

Por su parte, el Moreno tratará de demostrar, en primer lugar, que no es menos hombre ni vale menos por ser moreno.

Sé vivir entre las gentes

sin que me tengan en menos.

Luego pondrá en práctica un plan largamente acariciado que es el que lo ha llevado hasta allí.

Un dato importante a retener es que el contrapunto que enfrentará Fierro corresponde al presente en la enunciación del poema, pues hasta aquí lo que ha cantado y contado son hechos que pertenecen a su pasado, relato de cosas vividas, mientras que ahora el contrapunto lo obliga a pensar en los desafíos presentes o por venir. Lo curioso es que en estas mismas circunstancias el negro dice que cantará para encontrar consuelo, como si tomara el relevo de un lugar que Fierro acaba de dejar vacante.

Y dende hoy en adelante,

pongo de testigo al cielo

para decir sin recelo

que si mi pecho se inflama

no cantaré por la fama

sino por buscar consuelo.

La payada de contrapunto asume todas las características de un duelo codificado. Fierro defiende la parada e invita a cantar al Moreno. Este, a su vez, comienza por definir el campo de los saberes que domina.

Cuanto sé lo he aprendido

porque me lo enseñó un flaire.

Son saberes sobre la naturaleza, de carácter más bien mitológico o legendario.

Y sé como cualquier otro

el por qué retumba el trueno,

por qué son las estaciones

del verano y del invierno.

Sé también de dónde salen

las aguas que cain del Cielo.

Yo sé lo que hay en la tierra

en llegando al mesmo centro,

en donde se encuentra el oro,

en donde se encuentra el fierro,

y en donde viven bramando

los volcanes que echan juego.

Yo sé del fondo del mar

dónde los pejes nacieron.

Yo sé por qué crece el árbol,

y por qué silvan los vientos.

Cosas que inoran los blancos

las sabe este pobre negro.

Fierro tendrá la gentileza de comenzar por preguntar por las cosas que el Moreno dice saber. Le pregunta al momento cuál es el canto del cielo, cuál en el mundo es el canto de la tierra, cuál es el canto del mar, Fierro interroga si la noche tiene su canto has de decir cuál es, le pregunta, también, de dónde nace el amor y, para finalizar, lo desafía a explicar que entiende por la ley, respuesta que merece ser leída en su extensión.

La ley se hace para todos

mas sólo al pobre le rige.

La ley es tela de araña

en mi inorancia lo esplico,

no la tema el hombre rico,

nunca la tema el que mande,

pues la ruempe el vicho grande

y sólo enrieda a los chicos.

Es la ley como la lluvia

nunca puede ser pareja,

el que la aguanta se queja.

Pero el asunto es sencillo,

la ley es como el cuchillo

no ofiende a quien lo maneja.

Le suelen llamar espada

y el nombre le viene bien.

Los que la gobiernan ven

a dónde han de dar el tajo.

Le cai al que se halla abajo

y corta sin ver a quién.

Hay muchos que son dotores

y de su cencia no dudo.

Mas yo soy un negro rudo

y, aunque de esto poco entiendo,

estoy diariamente viendo

que aplican la del embudo.

A su turno, el Moreno le pedirá a Fierro que defina qué es el tiempo, la medida, el peso y la cantidad.

Curiosamente, el Moreno se declarará vencido cuando Fierro lo desafía sobre el conocimiento que se adquiere en las estancias.

Ansí prepará moreno

cuanto tu saber encierre.

Y sin que tu lengua yerre,

me has de decir lo que empriende

el que del tiempo depende

en los meses que train erre.

El Moreno ofrece bandera blanca pero se ofende porque Fierro indaga por un saber que el moreno no puede haber adquirido dado que no fue a la escuela y no es cantor letrado. Al parecer, el fraile que lo formó, lo educo en la naturaleza de las cosas dichas y no en la de las cosas escritas.

He reclarao que en leturas

soy redondo como jota.

No avergüenze mi redota,

pues con claridá le digo:

no me gusta que conmigo

naides juegue a la pelota.

Luego de su enojo, el Moreno revela quién es y qué motivos lo llevaron hasta allí.

Suplico a cuantos me oigan

que me permitan decir,

que al decidirme a venir

no sólo jué por cantar,

sino porque tengo a más

otro deber que cumplir.

Ya saben que de mi madre

fueron diez los que nacieron.

Mas ya no esiste el primero

y más querido de todos,

murió por injustos modos

a manos de un pendenciero.

Los nueve hermanos restantes

como güérfanos quedamos.

Dende entonces lo lloramos

sin consuelo, creanmenló,

y al hombre que lo mató

nunca jamás lo encontramos.

Entonces lo desafía a Fierro a cantar sobre las muertes injustas que cometen algunos hombres. Fierro se da cuenta que comienza otra clase de junción, dice que no lo asustan las sombras ni los bultos que se menean pero que a esta altura de su vida ya no busca peleas, y que si vive nos dará una… historia de las mejores.

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Written by Gonzalo Darrigrand

Una voluntad servida por una inteligencia

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