Cuarentena (59)

Gonzalo Darrigrand
2 min readSep 5, 2020

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17 de mayo 2020 (domingo)

Cuarentena, día 59. Me levanto a media mañana y escribo la nota para Mirando al sesgo, el libro de Slavoj Zizek que ayer terminé de leer. El último ensayo del libro, sobre el sujeto de la democracia está muy bien. No lo podría haber entendido sin Lefort y Lacan. Le da una vuelta de tuerca a partir del concepto Sujeto vacío en busca de un a identidad en la trama de las redes significantes sociales.

A las 14.00 hs. me pongo a cocinar unas milanesas que tengo en la heladera y preparo unos fideos. A la noche un poco me voy a repetir. Terminamos de almorzar y, por costumbre nomás, me acuesto a leer un rato y me duermo.

Me levanto a las 16.00 hs. para cortar el pasto. Me aburro y lo corto rápido. Para las 18.15 hs. ya había terminado. Me baño y me siento en la máquina a escribir parte de la nota de ayer y esta de hoy.

A las 19.00 hs. preparo mates, y escribo el resumen del artículo de Aisemberg sobre lectura compartida de textos en la clase de historia que tenía pendiente de la clase 3 de la diplomatura. Termino a las 22.00 hs. Hasta aquí, no tengo lecturas ni resúmenes pendientes.

Cenamos, no sobra nada y miramos Terminator V (Genisys). En este caso, en el año en que se derrota a Skynet, la corporación intuye la derrota y envía al exterminador al pasado a aniquilar a Sarah Connor, pero durante el proceso ocurre un accidente y se altera el pasado. En este pasado paralelo, John Connor está del lado de Skynet, una máquina que en 2017 se parece mucho a Google. Aquí Sarah debe luchar junto con Reese y el primer Terminator, encarnado por Schwartzenegger, contra John Connor. Sarah está protagonizada por “Calesyy”. La película dura dos horas, es muy larga y sólo explota la franquicia. Es un juego de idas y vueltas entre el pasado y el presente junto con todas sus paradojas. El mensaje permanente es “el futuro no está escrito”. Lo que me llama la atención, en el contexto de la pandemia de COVID-19, en la que un virus arrasa con la vida de 100.000 norteamericanos, es que los protagonistas de sus películas de acción frente a un ataque “externo”, enfrentan todo con armas de grueso calibre: para enfrentar al robot más evolucionado siempre sirve una pistola. Cada vez más ridículos.

Tomamos un té con medio alfajor y me acuesto a dormir. El alfajor lo compré en la panadería.

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Written by Gonzalo Darrigrand

Una voluntad servida por una inteligencia

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