Cuarentena (4)

Gonzalo Darrigrand
2 min readJul 12, 2020

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23 de marzo 2020 (lunes)

Cuarentena día 4. Arrastro el ritmo de vacaciones. La semana pasada comenzamos las clases en secundaria, después se suspendió todo y esta semana comenzamos las clases en el instituto. No sé cómo voy a resolver los encuentros. Como un día normal, me levanto a media mañana. Me baño, preparo mates, prendo la máquina y salgo a hacer los mandados. El recorrido es el de siempre, primero a la verdulería para la ensalada y después a la pollería para las milanesas. A la una prendo la tele para ver qué película dan por Volver, y pasan Ya tiene comisario el pueblo. Es la tercera vez que la emiten desde que sigo con regularidad la programación del canal. Nunca la terminé de ver, y hoy tampoco, pero cada vez avanzo más en el argumento.

Almorzamos y vamos a hasta la chacra a buscar el teléfono que perdió Carolina. Estamos hasta las 16.00 hs. y me vuelvo. El teléfono estaba caído en el corral con arena. Fue como buscar la aguja en el pajar. Lo encontré yo.

Vuelvo y me acuesto un rato en la cama. Debo estar muy fuera de estado porque la caminata y la búsqueda me hicieron cansar. Me despierto a las 19.00 hs. y voy a hacer los mandados para la cena.

La pollería está cerrada, doy la vuelta y paso por lo de Vil. Los comercios cierran a las 20.00 hs. Compro unas hamburguesas de pollo, unas manzanas y no mucho más. Paso un rato por lo de mi vieja, todo tranquilo.

Escribo un comentario para Goodreads. Confesión es una novela corta (140 páginas) del prolífico escritor argentino Martín Kohan (1967). El relato se desarrolla en tres momentos distintos en los que se combinan datos biográficos y hechos históricos reales en la voz de un narrador que logra dar voz a la niña que fue su abuela a través de su propia abuela. Esto parece un laberinto o un juego de palabras pero es, en todo caso, una de las mayores virtudes de la novela.

A la noche miramos un capítulo de Algo en que creer, en el que descubrimos que Johannes (el padre de familia, el pastor patriarcal) es cada vez más perverso. Después miramos los dos primeros capítulos de Mad Men (descubrimos que la secretaria de Donald “Don” Draper es la protagonista de The Handmaid’s Tale. La primera vez que comencé a mirar Mad Men no me gustó porque recién había terminado con Sopranos y encontré demasiado artificial el verosímil de los ’60s. Ahora me encanta el artificio, las luces, los colores, la sobreactuación y la teatralidad con las que se busca alcanzar el realismo sesentista.

Nos acostamos 03.30 hs. después del café.

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Written by Gonzalo Darrigrand

Una voluntad servida por una inteligencia

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