Cuarentena (33)

Gonzalo Darrigrand
3 min readJul 26, 2020

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21 de abril 2020 (martes)

Cuarentena, día 33. Me levanto, literalmente, a media mañana y me baño. Ahora me baño a la mañana. Salgo a hacer los mandados y realizo la rutina de siempre: verdulería y carnicería.

En la cama empecé a leer La novela luminosa, de Mario Levrero. Es un relato para perderse entre sus acontecimientos, un laberinto de causas y consecuencias. El narrador cuenta el proceso que lo llevó a escribir esta novela y los lectores leemos el proceso que es a su vez la novela, dado que, como dice el narrador: hoy cualquier cosa que se encuentre entre una tapa y contratapa es una novela. La novela luminosa es el relato ideal para leer en cuarentena porque en ella encontramos el diario de una producción en condiciones de encierro, menos por consecuencia de una política pública para contener los daños de una pandemia que por la propia voluntad del narrador por sentarse a escribir. El relato se ordena como un diario de escritura, día por día con indicaciones horarias. Sería interesante leer la novela y buscar algunos datos o referencias, por ejemplo, Visual Basic o Graham Greene. La novela es también un ensayo o una reflexión sobre la lectura y la escritura. Flaubert, por ejemplo, le parece falso y falto de sensibilidad, escribe con archivos y preocupado por la descripción. Maughan, por otro lado, le parece espectacular. El narrador lee El filo de la navaja y está encantado. Celebra que Maughan sepa narrar a partir de un comentario que le ha hecho un amigo, o que escriba a partir de una anécdota. El protagonista toma, en varias oportunidades, los sueños como materia para su análisis y escritura, es decir, las anécdotas que cada uno se cuenta a sí mismo cuando duerme. El narrador comenta en varias oportunidades que lo primero que busca alcanzar es el ocio para poder escribir, para lo cual necesita también evitar caer en una depresión. En un momento se da cuenta que el ocio no se encuentra al no hacer nada, sino que se alcanza al hacer algo con ganas, por ejemplo, cuando lava los platos. El narrador no puede dejar de lado la impresión de que ser escritor (o su papel como escritor) está asociado al abandono: barba larga, cambio en el ritmo de sueño, poco aseo y uñas largas. Lo que ha evitado es acercarse a la bebida, más bien tiene otros vicios, más que nada, perder el tiempo en la computadora, por ejemplo, cuando juega al solitario. Tuvo el vicio de la pornografía, pero comenta que logró superarlo.

Hoy tenemos otro día de sol y viento, otro día ideal de otoño.

Son las 14.00 hs. Voy a cocinar.

Almorzamos y me acuesto. La tarde se me va en leer los documentos técnicos para cada nivel sobre continuidad pedagógica. El que escribieron para el Nivel Inicial es el mejor. Considera aspectos generales sobre los materiales didácticos y algunas particularidades sobre comunicación: vernos, escucharnos, hablar, etc. El Nivel Inicial siempre ofrece un mejor panorama pedagógico y didáctico sobre el devenir de la pandemia.

Las alumnas de 3º pidieron flexibilizar plazos de entrega, así que esta semana no voy a compartir nuevas actividades para Didáctica II y recién el próximo miércoles entregarán las de mañana.

Para la cena voy a cocinar polenta, la primera del año. Compré un pedazo de carne y un pedazo de queso. Cocino y avanzo con La novela luminosa. Cenamos con Carolina, Juani prefiere comer una milanesa fría, y no queda nada. La polenta es saborizada y con el queso queda deliciosa. No sobra nada.

A las 00.00 hs. ponemos Netflix. Miramos dos capítulos de la sexta temporada de Mad Men. Draper está oscuro. Han fusionado las dos empresas de publicidad. Peggy Olson regresa a su antigua oficina. Tomamos un café con medio alfajor y nos acostamos (me acuesto, Carolina se queda un rato más a estudiar).

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Una voluntad servida por una inteligencia

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